Hablar del turismo en China es a menudo evocar imágenes de la Gran Muralla o los rascacielos de Shanghái, pero mi viaje a China en agosto de 2025 me llevó por un camino menos transitado: explorar la región de Dongbei, el noreste de China. Históricamente conocida como Manchuria, esta vasta región está compuesta por las tres provincias nororientales de Liaoning, Jilin y Heilongjiang. Su nombre, Dongbei (东北), significa literalmente «norte-oriente» en chino, y geográficamente limita con Rusia al noreste, Corea del Norte al sureste y Mongolia Interior al oeste.
Esta zona es considerada las ‘venas y sangre’ del pueblo chino no solo por la fuerte personalidad cultural de sus habitantes, sino por su trascendental papel en la historia moderna de China. Dongbei fue la cuna de la última dinastía imperial, los Qing, cuyo origen manchú marcó profundamente el desarrollo cultural y político del país. Durante el siglo XX, se convirtió en el corazón industrial de China, con una concentración de industrias pesadas, siderúrgicas y manufactureras que le valieron el apodo de «el cinturón del óxido» antes de su reconversión económica.
Su relevancia geopolítica es inmensa: alberga la frontera más sensitiva de Asia nororiental, siendo Dandong el principal punto de conexión terrestre con Corea del Norte a través del puente sobre el río Yalu. Además, su proximidad con Siberia rusa ha influido en su arquitectura, gastronomía y hasta en el carácter resistente de su gente, acostumbrada a inviernos extremos y veranos breves pero intensos.
Mi exploración por esta región me permitió descubrir que el Dongbei es mucho más que industria e historia: es una tierra de contrastes, donde conviven antiguos palacios imperiales con vastas extensiones naturales, modernas urbes con tradiciones rurales profundamente arraigadas, y una cocina robusta que refleja su clima frío y su herencia multicultural. Si buscas hacer turismo en el noreste de China y vivir una experiencia genuina, aquí te cuento la mía, sin filtros y al detalle.
¿Por qué elegir el Dongbei para tu viaje a China?
Mi decisión de viajar al noreste de china fue motivada por un deseo dual: escapar del calor húmedo e insoportable de Shanghái en verano y sumergirme en una región de China que me era completamente desconocida. Buscaba una combinación perfecta de historia profunda y naturaleza imponente, lejos de las rutas turísticas masificadas. El Dongbei me prometía eso y mucho más.
Mi itinerario de 15 días por el noreste chino
Mi plan fue ambicioso pero metódico. Decidí dedicar aproximadamente tres días a cada ciudad para poder profundizar en cada lugar, reservando una semana completa para la inmensidad de Beijing. Mi ruta fue la siguiente:
- Chengde: Mi primera parada, a tan solo una hora de Beijing.
- Benxi: Mi siguiente destino, ubicada en la provincia de Liaoning, al este de Chengde.
- Dandong: La fascinante ciudad fronteriza.
- Beijing: La joya cultural donde culminé el viaje.
Chengde: Los Palacios Imperiales de Verano
Chengde fue mi introducción al noreste de China. Esta ciudad es famosa por los grandiosos palacios de verano construidos por el emperador de la dinastía Qing. Imagínate caminar por los mismos jardines donde la realeza buscaba refugio del calor estival. La escala y la belleza de este lugar son un testimonio silencioso del poder y el gusto imperial. Fue el punto de partida perfecto para conectar con la historia de China.

Benxi: El corazón natural del Dongbei
De la historia imperial pasé al reino de la naturaleza en Benxi. Esta ciudad es donde las montañas dominan el horizonte y las cuevas acuáticas subterráneas gobiernan el paisaje. Explorar estas formaciones naturales fue una experiencia casi mística. Es un lado del turismo chino que muchos no conocen: un paraíso natural de una belleza cruda y serena, lejos del bullicio de las urbes.

Dandong: Frontera con Corea del Norte e historia viva
Dandong fue, quizás, la parada más fascinante de mi viaje al noreste de china. Es la ciudad fronteriza con Corea del Norte, un lugar cargado de una importancia histórica sinigual. Aquí se encuentra el gran puente roto del río Yalu, un símbolo congelado en el tiempo de un conflicto pasado. Pararse en ese punto y mirar hacia el otro lado es una sensación difícil de describir, una lección de historia y geopolítica vivida en primera persona.

Beijing: La joya cultural indiscutible
Y, por supuesto, está Beijing. Para mí, es la joya cultural de China. Dediqué una semana completa a perderme en sus maravillas. Recorrí la inmensidad abrumadora de la Ciudad Prohibida (Palacio Imperial), me maravillé con la serenidad arquitectónica del Templo del Cielo y disfruté de la grandiosidad del Palacio de Verano. Beijing no es solo una ciudad; es un museo viviente, la encarnación de milenios de cultura china.

La logística: Cómo me moví por el noreste de China
Para moverme de una ciudad a otra, utilicé exclusivamente la amplia y eficiente red de trenes de China. Las distancias entre Chengde, Benxi y Dandong eran manejables, con trayectos que variaban entre 1 y 3 horas, perfectos para disfrutar del paisaje. El viaje más largo fue el tren nocturno desde Shanghái hasta Beijing; salí por la tarde-noche y llegué por la mañana, listo para comenzar a explorar. Viajar en tren es, sin duda, la mejor manera de experienciar la verdadera escala y diversidad del turismo chino.
El desafío lingüístico y cultural
Un aspecto crucial de mi experiencia en el noreste de china fue el idioma. En ciudades como Chengde, Benxi y Dandong, nadie habla inglés. Mi nivel de chino no es perfecto, pero me defiendo, y eso fue mi salvación. Para los momentos de confusión o contratiempos, mi teléfono y su traductor fueron herramientas indispensables. Sobrevivir y prosperar en este entorno fue increíblemente gratificante. Es una inmersión cultural total que recomiendo a cualquier viajero que busque una experiencia personal auténtica.
Conclusión: Una experiencia que define el turismo auténtico
Mi viaje a china por el Dongbei fue más que unas vacaciones; fue una inmersión profunda en la cultura china. Desde los palacios de Chengde y las cuevas de Benxi hasta la tensa frontera en Dandong y la magnificencia de Beijing, cada día fue una lección de historia, naturaleza y resiliencia personal. El noreste de China no es solo una región; es el corazón palpitante de una identidad cultural ferozmente orgullosa y un paraíso natural esperando ser explorado por aquellos que buscan ir más allá de lo obvio.



