Existen lugares que te transportan instantáneamente a otra época y otro lugar. El Pequeño Palacio Potala, oficialmente conocido como Templo Putuo Zongcheng, en Chengde, es uno de ellos. Mucho más que una simple «atracción turística», este colosal complejo es un símbolo de poder, devoción y arquitectura sublime, erigido durante el apogeo de la dinastía Qing bajo el mandato del emperador Qianlong. Su construcción, entre 1767 y 1771, no fue un capricho aislado, sino una pieza fundamental en la estrategia geopolítica y cultural del Imperio Chino.
En el siglo XVIII, el Tíbet era una región de crucial importancia espiritual y política. Qianlong, un emperador profundamente astuto, entendió que el poder no solo se ejercía con ejércitos, sino también con símbolos. Al ordenar la construcción de una réplica exacta del palacio más sagrado del Tíbet, el Palacio Potala de Lhasa, no solo buscaba honrar la cultura tibetana, sino también demostrar el dominio y la inclusión del Tíbet dentro del vasto territorio Qing. Era una declaración de poder en piedra y madera: todo lo sagrado para ti, también es mío y lo albergo en el corazón de mi imperio.

El complejo de Chengde en su totalidad, del cual el Putuo Zongcheng es la joya más brillante, fue concebido como un microcosmos del imperio. Los emperadores Kangxi y Qianlong no solo querían un retiro de verano para escapar del sofocante calor de Beijing; buscaban crear un centro de poder alternativo donde pudieran recibir a emisarios de los territorios mongoles, tibetanos y uigures. Los Ocho Templos Exteriores que rodean la Mountain Resort (Villa Imperial de Montaña) no son meros adornos religiosos. Cada uno representa una región y una arquitectura diferente del imperio, un mapa físico de la influencia Qing.
El Templo Putuo Zongcheng era, en este elaborado esquema, la pieza dedicada al Tíbet, diseñado para impresionar y abrumar a los visitantes tibetanos, haciendolos sentirse como en casa y sobrecogidos por la magnificencia del emperador que podía replicar su centro espiritual más importante.
El estilo arquitectónico es una fiel adaptación del barroco tibetano, una mezcla única de elementos han y tibetanos. Los muros blancos, que simbolizan la compasión, y los detalles en rojo oscuro y oro, se alzan en terrazas sucesivas contra la montaña, imitando perfectamente la topografía del original. Sin embargo, más allá de la réplica física, el templo tenía un profundo propósito religioso. Estaba dedicado al Budismo Tibetano Gelug y albergaba una comunidad de monjes. Su nombre, «Putuo Zongcheng», es una transliteración de «Potrang Dzongchen», que puede traducirse como «El Castillo del Gran Potala», refiriéndose al monte Potalaka, la morada celestial del bodhisattva Avalokiteśvara (Guanyin en chino), deidad de la compasión. Por lo tanto, visitar este lugar es adentrarse en un sitio de una profunda significación histórica, política y espiritual, que trasciende por completo la etiqueta de «réplica» para convertirse en un símbolo único de la ingeniería social y cultural de la China imperial.
Mientras que la mayoría de la gente conoce el Palacio Potala original en Lhasa, visitar esta versión imperial en China es una experiencia igual de abrumadora y mucho más accesible. Te cuento todo desde mi experiencia directa, para que sepas exactamente qué esperar.
Mi Visita Express: Llegando al Templo Putuo Zongcheng en Didi
Llegué a Chengde una tarde con poco tiempo por delante. Como bien saben los viajeros en China, los templos y atracciones suelen cerrar entre las 16 y 17 hs, así que no había un minuto que perder. Le pregunté a la dueña de mi hotel –una decisión acertadísima– adónde podía ir que valiera la pena y que pudiera recorrer en 2 o 3 horas. Su respuesta fue inmediata y contundente: «¡Palacio Putuo Zongcheng!«.
Siguiendo su consejo, abrí mi app de Didi (el Uber chino) y en menos de 10 minutos estaba en la entrada del complejo. El viaje me costó la irrisoria cantidad de 1,5 USD. Déjenme detenerme aquí: los taxis y Didis en el interior de China no solo son extremadamente seguros, sino que son absurdamente baratos. Los costos, para los estándares occidentales, no tienen sentido. Es una de las grandes ventajas de explorar ciudades como Chengde.


La Impresión Inicial: Una «Monstruosidad» Imperial
Al llegar, lo primero que hice fue detenerme frente al panel informativo en la entrada. Ahí se explicaba la historia y el motivo de su construcción. La única thought que cruzó mi mente fue: «¿Quién podría tener un hijo y, como regalo de cumpleaños, mandar a construir semejante monstruosidad de lugar?».
Pero, pensándolo bien, los emperadores de la dinastía Qing se daban sus lujos (como toda persona de riqueza y poder absoluto). Si fueron capaces de crear la Gran Muralla China y el Ejército de Terracota, mandar a edificar una réplica del palacio más sagrado del Tíbet para impresionar a sus visitantes y demostrar su poderío sobre todas las regiones del imperio, parece un capricho completamente en línea con sus obras. El emperador Qianlong no se anduvo con chiquitas.

Recorriendo el Laberinto Sagrado: Templos, Pasadizos y Oraciones
El palacio en sí es un laberinto fascinante. Consta de múltiples templos y pasadizos interconectados por escaleras que serpentean por la colina. En cada rincón, las personas se detienen para orar y pedir deseos frente a los altares, o simplemente para tomarse fotografías con el imponente fondo blanco y rojo.
Uno de los detalles que más me maravilló fue ver a muchas familias, hombres, mujeres y niños, vestidos con ropa tradicional china. En China, es una actividad sumamente popular alquilar trajes típicos en un lugar turístico para tener una sesión de fotos profesional. Esto le daba al paisaje una mística y una similitud con las películas de televisión de la China imperial que era simplemente mágica. No era un museo; era un lugar vivo, lleno de color y tradición.


La Foto Icónica y la Vista Panorámica
Si bien el Pequeño Palacio Potala es increíblemente fotografiable desde cada ángulo, la foto más icónica no se toma desde dentro del recinto. Para conseguir la vista panorámica de no creer, hay que subir a la cima de la sierra ubicada dentro del Palacio Imperial de Verano (la Mountain Resort), que se encuentra justo enfrente.
Desde allí, la perspectiva del Palacio Putuo Zongcheng recortándose contra las montañas es simplemente espectacular y vale cada uno de los pasos para llegar a lo alto. Es, sin duda, la foto de portada de cualquier viaje a Chengde y de este mismo artículo.
Reflexión Final: Más que un Templo, un Refugio Imperial
Visitar este lugar no solo fue checkear una atracción más de la lista. Me ayudó a comenzar a comprender la mentalidad de los emperadores Qing. Chengde era su escape, su refugio de verano para huir del calor abrumador de Beijing. Aquí, buscaban (y encontraban) la tranquilidad y la privacidad que una corte bulliciosa no podía darles.
El Pequeño Palacio Potala es un testimonio de su poder, sí, pero también de su deseo de belleza, espiritualidad y paz. Es, en definitiva, la joya indiscutida de Chengde y una parada obligatoria para cualquier viajero que quiera entender la vasta y compleja historia de China.

