Cuando la mayoría de los viajeros piensan en China, les vienen a la mente Shanghai, Beijing o la Gran Muralla. Pero mi gran viaje por el Dongbei (noreste de China) comenzó por una joya escondida, alejada de las multitudes: Chengde. Elegí esta ciudad no por capricho, sino por su profunda carga histórica. Supe que fue un lugar de retiro y poder para los emperadores de la dinastía Qing, un sitio donde la historia de China se respira en cada templo y montaña. Y, tras mi visita, puedo confirmar que es uno de los destinos más subestimados y gratificantes del país.
Mi Elección y Primeras Impresiones de la Ciudad de Chengde
Mi itinerario original empezaba en Beijing, pero un imprevisto climático me hizo replantearme la ruta. Chengde, por su cercanía a la gran capital (a apenas unas horas en tren), se presentó como la alternativa perfecta. Compré mis tickets de tren rápido con antelación –algo que recomiendo fervientemente– y desde Shanghai partí primero a Beijing y, casi sin pisar la ciudad, tomé la conexión a Chengde.
Llegué por la tarde y la primera sensación fue de una ciudad tranquila, dividida por un gran río que le da una geografía particular. Las distancias pueden ser largas si te alojas en la zona equivocada, por lo que la elección del hotel es clave. Yo me alojé en uno un poco alejado del centro urbano, pero con dos ventajas enormes: primero, aceptaban extranjeros (algo no siempre trivial en ciudades menos turísticas de China), y segundo, estaba cerca del cluster de templos y atracciones que quería visitar.
La dueña del hotel, una mujer extremadamente amable, fue mi primer contacto con la proverbial hospitalidad china. Al ver que llegaba con poco tiempo esa misma tarde, me recomendó sin dudarlo: «Ve al Pequeño Palacio Potala. Cierra más tarde y la luz de la tarde es preciosa allí». Y así comenzó mi aventura.
¿Qué Visitar en Chengde? Los Templos y Atracciones Imprescindibles
Chengde es famosa por su increíble conjunto de templos y por la Residencia Imperial de Montaña (Mountain Resort). Con 2 días y medio pude recorrerlo todo con calma. Aquí te detallo los lugares que no te puedes perder, basado en mi experiencia directa.
El Pequeño Palacio Potala (Templo Putuo Zongcheng)
Seguí el consejo de la dueña del hotel y fue el acertado. Este templo es una réplica del palacio Potala de Lhasa, en el Tíbet. Es una majestuosa construcción blanca y roja que se eleva por la montaña. Subir sus escaleras es una experiencia casi espiritual, con vistas increíbles de toda la ciudad. Es, sin duda, el emblema de Chengde y el más fotogénico de todos los templos Waibamiao.

La Residencia Imperial de Montaña de Chengde (Mountain Resort)
Este es el corazón histórico de Chengde. Más que un palacio, es un vastísimo parque ajardinado que servía de retiro de verano para los emperadores Kangxi y Qianlong. Es perfecto para pasar medio día caminando, rodeado de lagos, pabellones tradicionales y palacios. La escala del lugar te hace entender el poder y el gusto de la dinastía Qing.

El Templo Puning y los Otros Templos del Área
Además del Pequeño Potala, el complejo de templos Waibamiao incluye joyas como el Templo Puning, con su enorme estatua de Guanyin de mil brazos, y el Templo Xumi Fushou, de estilo tibetano. También visité el Templo Pule y el Templo Anyuan, cada uno con una arquitectura y una historia que refleja las diferentes culturas étnicas del imperio Qing. Comprar la entrada combinada para varios templos suele ser lo más económico.

La Experiencia Gastronómica: ¿Qué Comer en Chengde?
Después de tanto templo, toca reponer fuerzas. Chengde tiene una escena gastronómica propia de la provincia de Hebei. Para vivir la experiencia completa, me dirigí a la zona turística comercial de Chunxi. Es un área vibrante con un pasaje lleno de puestos callejeros y restaurantes tradicionales.
Aquí pude probar platos locales, muchos a base de cordero y sabrosos estofados, típicos del norte de China. Es el lugar perfecto para dejarse llevar, señalar lo que veas en otras mesas y atreverse a probar. El ambiente es festivo y auténtico, lejos de los escenarios más preparados para el turismo masivo.

Consejos Prácticos de Mi Viaje a Chengde
- Cómo llegar: La forma más fácil es en tren rápido desde Beijing. El viaje es cómodo y las estaciones están bien conectadas.
- Clima en Chengde: Al estar en una zona montañosa, las temperaturas son más frescas que en Beijing. Lleva ropa adecuada, especialmente si vas en otoño o invierno. Verifica el clima antes de ir.
- Moverse: La ciudad es transitable en taxi o autobús. Como dije, las distancias son largas, así que planifica bien tus días agrupando visitas por zonas.
- Hospedaje: ¡Asegúrate de que tu hotel acepte extranjeros! Mi elección, aunque alejada, fue perfecta por su proximidad a los templos y la amabilidad de su dueña.
El Mejor Recuerdo: La Gente de Chengde
Siempre digo que un lugar se hace grande por su gente. Y en Chengde, esto se cumple al máximo. En ningún momento me sentí perdido o desatendido. La gente local, aunque no hablaba inglés, siempre intentó ayudarme con gestos y sonrisas.
El momento más emotivo lo viví al final de mi estancia. La dueña del hotel, con una sonrisa enorme, me confesó que yo era el primer extranjero en alojarme allí. Le había dado tanta felicidad poder ayudarme y conocer mi historia, que me hizo un pequeño obsequio típico de recuerdo. Ese detalle, esa conexión humana genuina, es lo que más valoro de mi viaje a Chengde. Ese regalo lo tengo hoy bien guardado en mi cuarto, y cada vez que lo miro, recuerdo la belleza de la ciudad y la calidez de su gente.
Chengde no es solo un conjunto de templos históricos o un Patrimonio de la Humanidad. Es una experiencia auténtica, un viaje al pasado imperial chino y un encuentro con la hospitalidad más sincera. Si quieres huir de los circuitos trillados y vivir una aventura real, Chengde debería estar en lo más alto de tu lista.

